martes, 14 de abril de 2009

La literatura argentina, es decir el conjunto de obras literarias producidas por escritores de la República Argentina, es una de las más prolíficas, relevantes e influyentes de América Latina, con escritores de gran renombre tales como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Leopoldo Lugones y Ernesto Sábato, entre tantos otros.
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Inicios
La literatura de habla hispana en el territorio argentino, se inicia con la conquista y colonización española. Los conquistadores traían consigo cronistas que redactaban y describían todos los acontecimientos importantes, aunque con ojos españoles y para un público lector español. La Universidad de Córdoba, fundada en 1613, se convirtió rápidamente en un centro de cultura. A medida que la población criolla crecía y la educación de ésta se fortalecía, surgían los primeros destellos -aunque en forma embrionaria- de una literatura local en forma de cartas, epístolas y otros tipos de composiciones.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, aunque las autoridades españolas se empeñaban en restringir las noticias que llegaban de Europa a América, al puerto de Buenos Aires arribaban, subrepticiamente ocultos en los barcos, todo tipo de libros. La Revolución acabó con las restricciones, y cuando en 1812 se inauguró la primera biblioteca pública de Buenos Aires, promovida por Mariano Moreno, en apenas un mes los habitantes de Buenos Aires donaron más de 2000 libros, lo que demuestra la avidez con que se leía en aquella época.
Las tensiones con la literatura francesa produjeron los fenómenos del criollismo, o literatura gauchesca y la reivindicación de la literatura española. Hispanistas y gauchescos no formaron escuelas definidas ni coincidieron siempre en el tiempo; fueron más bien manifestaciones que tácitamente rechazaban la influencia francesa. Mientras los primeros apenas dejaron huellas en cuanto a cantidad y calidad de obras, a los segundos se los considera fundadores de la literatura argentina moderna.
Sin embargo, el primer relato que merece para muchos críticos el nombre de «fundacional», fue escrito antes de mediados del siglo XIX por Esteban Echeverría (1805-1851), escritor y político liberal, de tendencia romántica.
Su cuento El matadero, que describe una escena brutal de tortura y asesinato en los mataderos de ganado de Buenos Aires, es de un estilo realista infrecuente en la época. Echeverría escribió también el poema La cautiva, de ambiente rural, pero de estilo culto y complejas resoluciones metafóricas y sintácticas.

José Hernández
La literatura gauchesca comienza con la obra del oriental Bartolomé Hidalgo. Sus Cielitos, que hablan de la peripecia patriótica, van deviniendo después en poemas en los cuales se incorporan las primeras denuncias que luego continuarán la voz de Los Tres Gauchos Orientales y más tarde la voz de Martín Fierro de José Hernández. Posteriormente ocurre la publicación de Fausto, de Estanislao del Campo (1866), sátira en verso en la que un gaucho relata con su propio lenguaje una representación del Fausto de Charles Gounod en la ópera de Buenos Aires, el Teatro Colón.

Martín Fierro
Artículo principal: Martín Fierro
Martín Fierro es un poema narrativo de José Hernández, obra literaria considerada ejemplar del género gauchesco en Argentina y Uruguay. Se publicó en 1872 con el título El Gaucho Martín Fierro, y su continuación, La vuelta de Martín Fierro, apareció en 1879.

Portada del libro
Narra el carácter independiente, heroico y sacrificado del gaucho. El poema es, en parte, una protesta en contra de las tendencias europeas y modernas del presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento.
Leopoldo Lugones, en su obra literaria El payador calificó a este poema como "el libro nacional de los

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